Por Bernardo Moreno
La historia del ferrocarril en México se remonta al siglo XIX, cuando se construyeron las primeras líneas ferroviarias para conectar la Ciudad de México con otros estados y puertos importantes. Durante el Porfiriato, se expandió la red ferroviaria, impulsando el crecimiento económico del país. Después de la Revolución Mexicana, la industria ferroviaria fue nacionalizada en 1937, lo que permitió al gobierno controlar y regular al sector.
Al término de la presidencia de Lázaro Cárdenas, el alineamiento de México con Estados Unidos se fue estrechando y progresivamente se fue convirtiendo en un Estado liberal. Las empresas paraestatales fueron quedando en manos de capitales privados. En la década de los noventa, tras el estratégico abandono de Ferrocarriles de México (FNM), se dieron varias concesiones a diferentes empresas, bajo la narrativa del mejoramiento al servicio de carga y pasajeros. En la realidad, desaparecieron casi en su totalidad las pocas rutas de pasajeros que aún sobrevivían y el beneficio fue solo para los nuevos concesionarios.

Durante el sexenio del presidente López Obrador iniciaron la construcción de varios trenes: el tren Maya que recorre 1,554 kilómetros por los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán; el tren Interurbano México-Toluca, también conocido como “El Insurgente” que conecta la zona metropolitana de Toluca con el poniente de CDMX; y el tren Interoceánico que busca facilitar el transporte de mercancías y pasajeros entre los océanos Pacífico y Atlántico.
Hoy en día, la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum tiene planeado; por una parte, finalizar con los trenes mencionados y por otra, empezar con la construcción de nuevas rutas. Un proyecto ambicioso que abarca más de 3,000 kilómetros de vías férreas. Son dos principales líneas que parten de conectar CDMX con Querétaro. De ahí, una línea al norte tocando San Luis Potosí, Saltillo y Nuevo Laredo. La otra línea occidental hasta Nogales pasando por Irapuato, Guadalajara, Tepic, Mazatlán, Los Mochis, Guaymas y Hermosillo. Habría una tercera ruta que iría del AIFA (Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles) a Pachuca. Todo esto en tres fases. Habiendo empezado con la fase uno: CDMX-Querétaro, AIFA-Pachuca y Saltillo- Nuevo Laredo. El plan es terminar para el año 2029.
Para el gobierno actual el transporte ferroviario de pasajeros se ha vuelto prioritario para el desarrollo nacional. Mejorando la conectividad entre ciudades y comunidades, brindando un servicio eficiente y seguro. Además, reducirán la congestión en carreteras y promoverán un transporte más sostenible.
Aunque sabemos las ciudades principales por las que pasará el tren, aún no sabemos a detalle qué paradas habrá, sería ideal que una de ellas sea San Miguel de Allende. ¡No estaría mal!