Anastacio Alegría
El estadounidense Don Patterson dedicó más de 30 años a la arqueología mesoamericana, trabajando en más de 150 sitios desde Honduras hasta el norte de México. Fue especialista en ilustración arqueológica, documentando innumerables hallazgos prehispánicos con fotografía y dibujo.
Inicio en San Miguel de Allende
Patterson llegó en 1970 para estudiar con el escultor Lothar Kestenbaum en el Instituto Allende. Ahí conoció el mundo maya, se tituló como maestro en Bellas Artes, y se casó con Marisela García de la Sota. Tuvieron una hija, Jessica. Poco después empezó a dar clases de arte, pero el hallazgo frecuente de vestigios prehispánicos lo llevó a dedicarse de lleno a la arqueología.
Excavaciones memorables
Uno de sus proyectos favoritos fue en Yaxchilán, Chiapas, donde participó en el descubrimiento del trono de Pájaro Jaguar III, señor del sitio en el siglo VIII d. C.
“Recuerdo el momento en que el cepillo reveló los glifos tallados… Fue como escuchar hablar a la piedra”, compartió.
Un giro en la arqueología mexicana
Patterson vivió una época clave. En 1973 se promulgó una ley que fortaleció al INAH para proteger el patrimonio nacional, reduciendo drásticamente el saqueo de sitios. Excavaciones como la del Templo Mayor despertaron un nuevo orgullo por el legado prehispánico.
Raíces en San Miguel
En 1975 viajó con su familia a Guatemala para estudiar la cultura maya. Luego trabajó con el INAH en proyectos como el Atlas Arqueológico de Guanajuato (1985), que permitió identificar y restaurar la Cañada de la Virgen. En 1995 fue coordinador de campo bajo la dirección de Luis Felipe Nieto. En 2007 publicó sus memorias: Journey to Xibalba: A Life in Archaeology. También impulsó iniciativas ecológicas como el Fondo Verde Municipal, dedicado a la reforestación y educación ambiental.
Despedida a un explorador incansable
Don Patterson falleció el 2 de junio de 2025. Su legado permanece en la arqueología, el arte y la defensa del patrimonio mexicano.